EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

Viktor Frankl, fue un judío neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió al Holocausto, incluso habiendo estado en cuatro campos de concentración nazis, incluyendo el de Auschwitz. Sus familiares y su mujer no tuvieron la misma suerte que él y murieron en los campos de concentración. Viktor Frankl fue el hombre que, a pesar de todas las experiencias vividas llenas de sufrimiento, hambre, enfermedades, desnutrición, trabajo duro bajo presión, muerte, fue quién destacó por haber encontrado el sentido de su vida. Fue quien, a pesar de estar en esos límites de realidad que se le imponían entre paredes de un campo de concentración, tuvo la capacidad de mirar más allá de esas paredes, de cuestionarse su existencia, de seguir valorando la vida a pesar de las situaciones en las que se encontraba. Y quién, a pesar de no tener libertad física, ya que se encontraba encerrado con muchos judíos más, sí que tenía libertad de decidir bajo su presente y enfocado siempre al futuro.

Fue esa persona la cual tuvo la capacidad de analizar toda la realidad que estaba viviendo él y todos los prisioneros. Por ello, en El hombre en busca de sentido, libro que él mismo narra, es capaz de hablar de cómo se veía, como veía a los demás y cómo veían la realidad. Por ello desarrolla la capacidad de ver la vida con ganas de vivirla a pesar de aquello, donde él mismo consigue describir todas situaciones que ha vivido de manera realista, al pie de la letra de lo vivido, sin posicionarse en un deseo de venganza hacia los nazis, simplemente relata su propia experiencia. Escribió su experiencia para describir la situación de un prisionero en un campo de concentración con el objetivo de intentar analizar el conocimiento del hombre, sus pensamientos o comportamientos A lo largo de la estancia de Viktor en los campos de concentración, tuvo una inmensidad de sentimientos según las situaciones que sufría en cada momento. Según lo narra, vio morir a muchos reclusos, o el sufrimiento de

Como ya hemos dicho, Viktor vivía continuamente rodeado de muerte, de situaciones donde veía todos los días morir a uno de sus compañeros en el campo y, épocas de epidemias que contagió a muchos de ellos llevándoles a su muerte. Para él todo eso era duro de ver, pero nunca intentó desviar el pensamiento de la muerte, ni por supuesto olvidarse de ella, ya que Frankl consideraba que si se olvida de la muerte ya no tenía un sentido por el que vivir, es decir, consideraba que es importante tener conciencia de la muerte para así aprovechar mucho más la vida. Como bien dice él mismo “Nos desactivaría. Nos haría inútiles. Nos paralizaría, no tendríamos ningún estímulo para actuar. Perderíamos la capacidad de ser responsables, la conciencia de responsabilidad para aprovechar cada día y cada hora, es decir, para realizar un sentido cuando se nos presenta, cuando se nos ofrece momentáneamente” (p. 78). Por ello considera la muerte como un viaje al más allá, la considera como un pase a la etern

Otro de los temas muy presentes sufridos en los campos era el hambre. Las raciones eran sopa y un trozo de pan y si se realizaba una “entrega extra” recibían aparte una rodaja de salchicha, un trocito de queso o cualquier mínima comida, de tal manera que los presos tenían una dieta insuficiente en calorías que provocaba que tuvieran muy poca resistencia y quedarse físicamente como esqueletos. Esto provocaba entre los presos sobre todo un conflicto mental y lucha de voluntades, haciéndoles guardarse un trocito de pan del día anterior para el desayuno, ya que lo consideraban el peor momento del día.

También cabe destacar la religión como tema que Viktor observó dentro del campo. Relató que muchos de los presos llegaban un punto donde perdían todas sus esperanzas, pero había otros muchos que se aferraban siempre a ella y siempre sacaban un momento para orar y hacer ritos improvisados. La religión para Viktor era esencial porque consideraba que era el camino para la búsqueda del sentido y el centro principal de todo ser humano, ya que cuando el ser humano se dispone a buscar el sentido de su vida, la religión le podría facilitar esa búsqueda, aumentando así la fe en lo divino y la esperanza necesaria dentro de esos campos de concentración.

Por supuesto, el sufrimiento era un sentimiento permanente y presente en todos sus días dentro del campo.  Noches de fiebre, epidemias, muerte de su familia, extenuación, piojos, congelamiento, hambre, malnutrición, trabajo duro bajo presión, y muchos casos mas de sufrimiento que sufrían día a día. Pero a pesar de todas estas situaciones sufridas Frankl considera que cualquier tipo de sufrimiento y de sacrificio que la vida nos depara, será aceptado con fortaleza por el ser humano. Por ello, Frankl aceptó el sufrimiento con actitud positiva y de sentido. Pero esto no quiere decir que Frankl asumiera voluntariamente el dolor, sino que tiene que sobrellevarlo para seguir encontrado el sentido de su vida y el desarrollo de su plenitud.

Los golpes e insultos también eran una de las cosas que mas dolor producían a los presos. Poniendo uno de los ejemplos narrados por Frankl que dice así: “Una vez estaba de pie junto a la vía del ferrocarril bajo una tormenta de nieve. A pesar del temporal nuestra cuadrilla tenía que seguir trabajando. Trabajé con bastante ahínco, repasando la vía con grava, ya que era la única forma de entrar en calor. Durante unos breves instantes hice una pausa para tomar aliento y apoyarme sobre la pala. Por desgracia, el guardia se dio media vuelta y pensó que yo estaba holgazaneando. El dolor que me causó no fue por sus insultos o sus golpes. El guardia decidió que no valía la pena gastar su tiempo en decir ni una palabra, ni lanzar un juramento contra aquel cuerpo andrajoso y demacrado que tenía delante de él y que, probablemente, apenas le recordaba al de una figura humana. En vez de ello, cogió una piedra alegremente y la lanzó contra mí.”. Pero, añadiendo el insulto a los golpes recibidos

Y, por último, otro de los temas con mayor impacto psicológico para los prisioneros era la cosificación, donde el individuo era separado de su identidad y dejar de considerarse como un ser a pasar a considerarse como una cosa. Por ello, los presos en ese instante perdían sus derechos como persona e incluso su libertad emocional para considerarse a sí mismos como personas. Como bien expresó Viktor: “Uno se convertía literalmente en un número: que estuviera muerto o vivo no importaba, ya que la vida de un número era totalmente irrelevante”.

Por tanto, una vez desarrollados muchos de los temas presentes en el día a día de los presos judíos de los campos de concentración, conviene justificar nuestra elección de Viktor Frankl para analizar estos temas y la reacción ante estas situaciones. Consideramos que Frankl es uno de los ejemplos a seguir como persona, ya que nos enseñó que, a pesar de estar viviendo una vida llena de sufrimiento y sin ningún rayo de luz al que ceñirse, es posible desarrollar una profunda vida espiritual buscando el sentido de ella sin hundirte. En él se percibía un sentimiento de supervivencia que le impulsó a resistir con fuerza la vida en el campo. No obstante, lo que más llama la atención de él es su capacidad de búsqueda de sentido buscando así un propósito.

VIKTOR FRANKL.

A continuación les dejamos con un video de una entrevista realizada a Viktor Frankl después de haber vivido todo lo anteriormente relatado.